Ayer decidí crear los prestigiosos premios Tropical Affaire a la ciudad vegana del año. Y ya tengo ganadora para este año:
Valencia.
Enhorabuena, Valencia, preparaos para recibir cientos de miles de veganos de todo el mundo. Os lo habéis ganado por los numerosos restaurantes vegetarianos y veganos que tenéis, las verduras tan frescas que hace que en restaurantes tradicional puedas comer súper bien con una parrillada de verduras de la huerta y una paella de verdura sin que te miren mal los camareros y por...porque no he viajado tanto últimamente, así que tampoco puedo comparar.
Y estas reflexiones han surgido porque este fin de semana he cambiado el sonido de los grillos, el olor de las jaras en flor y la primavera de la sierra de Madrid por el verano, el mediterráneo y el olor a azahar.
Aunque tenía muchas ganas de volver a ver a mis gatitas, me hubiera quedado un par de días más disfrutando de ese calor subtropical (affaire). Y es que ha sido un calor llevable, gracias a ese baño en el mar a medio día, a la siesta y a la brisa nocturna.
Así ha sido este fin de semana:
|
Así de bonita estaba Cuenca el viernes |
El viernes me recogió Rober en el trabajo con esta hamburguesa tan rica:
|
Me encanta comer en ruta |
En cuanto llegamos a Valencia fuimos a hacer compra para la cena...a Mercadona: frutas, verduras, tofu, hummus y crema de espárragos 100% vegetal.
¿Vaya festín, no? Pues al final cenamos unas patatas bravas con cervezas con los amigos. Y a casa a dormir pronto, porque teníamos muchos planes para el sábado y...los cumplimos.
Hacía un par de años que no me bañaba en el mar y tenía tantas ganas que nos levantamos a las ocho de la mañana para ir a la playa. Mereció la pena madrugar: el agua estaba fresca y clara, no había nadie bañándose y a pesar de que las vistas desde la playa del Saler, con todos esos barcos entrando y saliendo del puerto, no son del todo idílicas calculo que el baño me dio unos diez años de vida extra.
|
Playas del Saler, vista hacía el Sur, para evitar los buques |
Después del baño, me sequé al sol, sintiendo la sal pegándose a la piel. Y con nuestras salinidades nos fuimos a dar una vuelta por el centro de Valencia pasando por el mercado central. Es uno de mis sitios favoritos. Sobre todo por esos puestos de verduras y hortalizas. Me fascinan las variedades de judías, habas, peras, tomates, lechugas que tienen y cómo lo valoran. Y me da mucha envidia. En Madrid hemos perdido esa cultura.
|
La entrada al mercado |
|
Frutos secos Pepa y Pepita, todo tipo de frutos y frutas secas |
|
Variedades de judías y habas y más y más hortalizas |
|
Del mercado al huerto y a la mesa |
|
Más hortalizas
|
Y del mercado a comer al Carmen, por fin pudimos ir a La Mandrágora, una asociación gastronómica vegana y un espacio cultural feminista y queer. ¿Qué más se puede pedir?. Pues que la comida esté rica, está riquísima, y que el precio esté bien. Y bueno, es que pagas lo que te parece. Y si puedes, pagarás bien porque la comida está muy buena y la asociación es de esas cosas que tienen que existir en nuestras tristes y despolitizadas ciudades.
|
Y sonaba Johnny Cash.... |
Y este fue el menú:
|
Paté de guisantes, hierbabuena y lima. Yammiiii. |
|
Salmorejo blanco con crujiente de alcachofa. Alucinante. |
|
Pastel de mijo con verduras, soja y bechamel. Y una ensalada muy apañada. |
Y después, a casa a echarnos la necesaria siesta, con ese calor y ese festín no había otra opción.
|
Yo quiero un jardín con un ficus así |
Y por la tarde, de nuevo al Carmen. A celebrar cumpleaños, que a eso habíamos ido: míticas cervezas en la Plaza del Negrito y cenorrio en el resturante
Oslo.
Sólo hice foto y un poco cutre, de la coca de boniato, calabacín, anacardos y pesto. Porque es la mejor coca que he comido nunca. También comimos bravas con ali oli vegano y ensalada de seitán con algas, naranja y vinagreta de mostaza. Muy rico. Y una hamburguesa, que no es lo que más me gustó, prefiero las hamburguesas caseras y esta es la típica preparada de soja que intenta imitar una hamburguesa de carne. Pero vamos, que ya quisiera tener en Madrid
una cadena como la del Oslo, Copenhague y Malmö. Y de postre unas trufas de algarrobo muy ricas.
|
Coca en planta |
Después fuimos a bailar y tomar unos gin tonics
y absentas al Pinball; hacía meses que no salía, y aún así nos contuvimos y fuimos temprano a dormir: el domingo nos tocaba viaje de vuelta. Y para coger fuerzas nada más levantarnos un brunch con lo que habíamos comprado para la cena del viernes. Y en ruta, un descubrimiento muy peligroso: los miguelitos de chocholate son veganos.
|
Se ve que a las gatas también les han gustado |
Ese ha sido mi fin de semana. ¿Más recomendaciones veganas en Valencia o en otras ciudades?
No hay comentarios:
Publicar un comentario